A raíz de las entradas recientes de ayer y dos días atrás, me han estado preguntando: “Wey, ¿de cuál fumas? O sea, sí, las historias se oyen muy bien, pero… son muy dispares. Y hay personas a las que les toman años, tres, cinco, para hacer una noveleta. ¿Cómo que en dos meses puedes tener una novela terminada? No manches…”.
Primera respuesta: Un escritor escribe. Uno que lo hace para atraer a un público, lo hace diario. Se tiene que hacer así, para convencer al lector de que darte dos, siete, catorce minutos al día vale la pena. Así, con un correo, una nota, un hilo de X… hasta que tiene la novela en sus manos. Y se promete leer un capítulo al día. Hasta el momento en que lo atrapas y ya no puede bajar el libro, hasta que se avientan las últimas 100, 150 páginas en una noche sin dormir ni parar. Ese es el objetivo.
Segunda respuesta: No te estoy planteando materiales “desde cero”. No. Son novelas que ya tienen entre un 60 % y un 85 % de avance, pero que en la fase de edición me han costado trabajo. Así que un mes para acabarlas no es grave. Y tengo dos. Pero… necesito un número suficientemente grande de suscriptores para poder dedicarme a escribir bastante.
Tercera respuesta: Una novela (o noveleta) se va a tardar lo que dure la beca. Si es por tres años, expandible por dos bloques de dos años, les aseguro que en los últimos diez días de cada periodo, el becario va a poder sacar lo suficiente para mostrar avance y mantener sus becas. No requiere tanto tiempo escribir: es que es ser idiota acabar en un mes lo que te pagan durante tres años, sin ver nada acabado. Pero los que no tenemos beca, tenemos que apurarnos, hacerlo bien y rápido.
Sin embargo, si además la “beca” la dan los lectores mediante un apoyo mensual, anual o un pago fuerte cada cierto periodo, el avance tiene que ser clave para que el siguiente mes digan “ah, va bien. Le doy otro mes”. Y por eso, para el mayor nivel “Héroes de la Patria”, el compromiso es darles un libro impreso y dedicado cada tres meses. Cuatro al año. Pero desde el nivel básico, vas a tener materiales que los demás no tienen.
Les comento: El Tesoro de Cuauhtémoc era una de esas novelas que estaban en el tintero. Me llegó la oferta de una editorial. Requería tenerla terminada en un mes. El avance era de U$10,000. La escribí en 15 días, la editamos (8 lectores beta, mi editora profesional y yo) en 15 días. La terminé en menos de un mes, de punta a punta. Solo hubo un capítulo que me pidieron reescribir… Para luego decirme que la veían muy bien, pero que el contrato pedía que la primera edición fuera en inglés. Y que esa regla no se podía cambiar. Ahora sí que “ni por 10,000 dólares” me atreví a hacer una traducción de una novela con tanto contenido intenso y demasiados datos duros en menos de 12 horas, que fue el plazo que me dieron desde que (todos) nos dimos cuenta de que me salté el primer paso: el idioma. Aun así, es una de mis novelas que más me ha gustado. Y la que más reseñas tiene, bastante bien.
Por último, pero no al final: puse 4 de las obras que tengo más avanzadas y que me interesa ver pronto. Aun así, la carpeta de libros pendientes tiene 15 novelas y 4 guías prácticas en proceso. Y podría asegurarte que, de contar con el financiamiento suficiente, podría tener una novela de buena historia y buena manufactura cada dos meses.
¿Y lo del mezcal? Esa anécdota se antoja para otro día. Mañana, tal vez.
Porque, cómo dicen por allí: “Soy autor. Creo mundos”.
Cual Venus nacen
diversos mundos de tu
imaginación.