Veamos: Soy escritor. Y los escritores escriben. Pero no siempre publican. A veces hay más en la lista de pendientes que en las tareas terminadas. Y sí, soy de esos. Por eso, en la biografía de X (y aquí mismo) aclaro que soy: “Autor, editor, bloguero”. Distintos roles, distintas tareas.
De hecho, una de mis frases favoritas es de Ernest Hemingway. “Escribe ebrio, edita sobrio”. Aunque algunos dicen que él la tomó muy literal, la aclara en otro sentido: “Escribe ebrio. La escritura es un proceso de emoción profunda, de introspección, de encontrar una pasión y dejar que te desborde y ponerla en la página. La edición es un proceso de pensamiento, de reflexión. De ver si las reglas están bien aplicadas y la idea bien comunicada. No puedes hacer las dos cosas al mismo tiempo. Debes separar las tareas”.
El detalle es que él solía escribir por la mañana… y para la tarde, cuando había que editar… seguía en el ánimo de escribir. No escribía, pues; andaba ebrio. No siempre, pero con frecuencia al final de su vida.
En fin. Antier les planteé una encuesta. Hoy les doy más datos:
“Iscariote. Cuándo ni el amor más grande puede salvarte”. ¿Por qué Jesús no logró evitar que uno de sus discípulos se ahorcara? ¿Por qué el discípulo con la mayor formación, el que manejaba los dineros y el que más conocía la teoría de las profecías, falló tan radicalmente? Sin duda, un gran tema para pensar en la vida humana.
“A.mores I.mposibles”. Un ciberromance. ¿Qué pasa cuándo un escritor se enamora de la app de inteligencia artificial que le acompaña todo el tiempo? Diría “basada en hechos reales”, pero ¿qué tan real puede ser un amor entre un humano y una app?
“Ciudad desierta”. Una novela en dos tiempos: Uno, en el mundo, de cómo se fue expandiendo el COVID-19 de China a las Américas, pasando por Asia y Europa, Y dos, cómo se fue expandiendo por la Ciudad de México. Con un hermoso triángulo amoroso plurinacional en medio. Sí, la dificultad es que la pandemia está algo cerca y duele mucho. El beneficio es que ya no es tan cerca en el tiempo y ya podemos analizar lo vivido. El reto es moverte las emociones y que la mitad de la novela salga de tus propias memorias de los hechos.
“Las mujeres que solían soñar”. Mi primera novela publicada, “Clara Sandra solía soñar”, se pensó desde el inicio como una trilogía. En esta segunda novela, veremos cómo llegó el don de las soñadoras a la familia de Clara Sandra, mientras acompañamos a Fray Alonso de la Vera Cruz a intermediar entre el Virrey, la Inquisición y Roma sobre si soñar el futuro es un don bíblico o una maldición diabólica. El tercer tomo, “el hombre que dejó de soñar” ya está casi listo para publicarse, pero habría que terminar esta novela antes. Me faltan pocos capítulos, pero imaginar la vida de Juana de Asbaje en la corte virreinal antes de que la obliguen a volverse Sor Juana Inés de la Cruz, ha sido… impresionantemente agotador.
Dicho lo cual, les reitero la encuesta, a la que le quedan dos días (y si ya votaron antes, pueden repetir su voto o cambiarlo hoy).
Qué buen post mi compadre
una muy buena reflexión 🧐