Ya llevamos un día más en esta plataforma, sin dejar de publicar ni un día —-y haciéndolo a tiempo-— con resultados un tanto variados. Sí, el número de lectores ha crecido respecto a lo que tenía antes. Se fueron 20, pero llegaron 60. Compensamos la caída.
Sin embargo… hay momentos en que sigo sintiéndome un Robinson Crusoe: un náufrago en una isla, escribiendo para sí mismo, porque ha habido pocas reacciones como comentarios, restacks o reenvío de los textos. Aunque más personas están abriendo los correos diarios.
Aunque debo confesar que eso no es malo. El objetivo es no dejar el hábito de escribir diariamente, y, de preferencia, contenido que les guste a los lectores. Que los haga sentirse tentados a regresar por más.
Luego, a hacer que se nos haga el hábito a ambos: a mí de escribir, a ustedes de leer. Y lo que a ratos siento es que faltan respuestas: por ejemplo, en las encuestas abrieron el correo o la publicación más de 250 personas, pero tuvimos menos de 10 votos.
Perdón por el tono de este texto, pero sí quería pedirles que se note un poco más el apoyo. Que sepa que si les está gustando, lo hagan saber. Porque, a final de cuentas, uno escribe por una necesidad personal de volcarlo todo… pero también, y sobre todo, para darles algo que les sea útil y divertido.
Y, por cierto, a la duda de cuándo haré contenido más exclusivo y multimedia, ahorita la meta es llegar a tener un mes de contenido, para que se active el archivo y haya un factor especial que valga la pena pagar.
Por lo pronto, acabamos un día más acá en Substack, y seguimos sin desanimarnos. Que ya lo decía Churchill, “éxito es ir de derrota en derrota sin perder el entusiasmo”.
Yo no abro los correos y me tardo en leer las notas, pero aquí sigo. ¡Que no decaiga el ánimo!
Desde tu isla
envíanos mensajes
hasta encontrarte.