Septiembre 1. ¡Feliz año nuevo!

Porque saltarse las convenciones sociales a veces es mejor

¡Feliz año nuevo, este primero de septiembre! Espero que todos sus deseos y propósitos se logren este año nuevo.

Ya sé que no es el 1 de enero. Tampoco el día de mi cumpleaños. Pero como bien dice aquella frasecilla medio choteada, “es el primer día del resto de tu vida”. Y si, además, empiezas a tomar más decisiones conscientes, verás que deja algo bueno.

En mi caso, será publicar acá diariamente. Tendrás una entrada breve —-y una versión en tu correo-— al filo de la 1:45 p.m., tiempo de México.

¿Qué podrás esperar aquí?

Constancia. En el ejercicio anterior de este tipo, logramos enviarlo 120 días con dos retrasos —uno por culpa del internet, otro por un error mío al poner mal la hora— y un día que no se mandó, porque según yo había escrito y programado varios textos al día… Pero no programé el envío del primero. Hay días así. Aunque 3 en 120 es un cumplimiento de un 97.5 %. Es bueno, pero tengo que esmerarme más de aquí al 31 de diciembre para subir esa cifra.

Rutina. Una de nuestras lectoras me dice que usaba el correo de la 1:45 p.m. como un cronómetro fijo y que ella no podía alterar. “Al saber que tenía tu correo, sabía que era hora de suspender todo y alistar lo que faltara de la comida”.

Inspiración. Sí, no soy el gran filósofo o el gurú de moda. Pero entre las cosas que observo diariamente (los bichos) y las que veo de otros creadores (sean películas, libros o hilos de X), seguro hay cosas que me llaman la atención y te van a inspirar. Y más si son de mi autoría.

Sorpresas. ¿Por qué no? Ocasionalmente, te tendré algunas sorpresas que te van a animar el día.

Así que espera un correo diario. Además, el jueves tenemos pódcast sobre temas legislativos. Y te espero por acá cada día. Porque también puedes responder, compartir y retroalimentarnos. Que este espacio sea de todos, o no será lo que espero.

Así que… ¡Feliz año nuevo este 1 de septiembre!