Dice el refrán que “el que expone, se expone” y se refiere justamente a que, al hablar en público de lo que vas a hacer, tienes que rendir cuentas de lo que hiciste y de lo que no, en especial de aquello a lo que te comprometiste. Incluso si las cosas no salieron como querías.
Por supuesto, que la intención de compartir los planes es poder tener una de las grandes herramientas que permiten tener la conducta adecuada ante las circunstancias: la rendición de cuentas.
Y la ventaja de hacerlo ante un grupo de personas inteligentes, como lo son mis lectores, es que más de uno lo toma como un compromiso personal y se encargarán de hacerme cumplir o de sufrir por no hacerlo.
Como les comenté en el arranque de la semana, será la novela “Las mujeres que solían soñar”, el proyecto al que dedicaré tiempo de aquí a fin de año. Pues me llegaron dos mensajes de los lectores: uno, que para cuándo lo tendré publicado. Y dos, que cuánto llevo avanzado esta semana.
No, la cosa no es tan directa. Septiembre tiene tareas propias por acabar. Más bien, será en octubre cuándo me haré tiempo para ese proyecto. Y si todo marcha conforme al plan, el 15 de noviembre debe estar terminado.
Esa es la rendición de cuentas que les quería compartir hoy. Espero poderla cumplir, y, en su caso, que me reclamen si no lo logro, que vayan preguntando cómo vamos y, llegada la hora, que sea de su agrado la novela. Mientras tanto, gracias por leerme a diario y, especialmente, a las dos personas que preguntaron a detalle.
Fieles lectores
esperamos avances
de tus historias.