Fui el lunes pasado a un seminario en línea. Impartió Ben Azadi, el autor del libro “libertad metabólica”. Ya había empezado a leer algo de su material, y ver contenidos de su canal de YouTube y de un mini curso de cortesía que regala en la compra de su libro.
Me gustó su enfoque: creía que su padre murió anticipadamente, porque la medicina que le proporcionaban atendía los síntomas, pero dejaba sin tratar las causas de la enfermedad. Qué parte del problema con su diabetes es que le daban insulina en grandes dosis, lo que agravaba los problemas con el azúcar: si en vez de reducir la cantidad de azúcar y carbohidratos que se consumen, te dan medicamentos para estabilizarlos y permitirte continuar igual… pues los problemas se agravan.
La propuesta Azadi
Así que encontró una sugerencia de tratamiento que es una variante de las dietas Keto: hay que reducir el consumo de ciertos carbohidratos, reemplazar aceites vegetales de semillas (girasol, canola, maíz) por alternativas más sanas (oliva, aguacate, coco) o, de plano, grasas animales (manteca) y ampliar los periodos diarios de ayuno. Unas 16 horas diarias.
Más allá de que si su propuesta funciona o no (cuando termine de leer el libro, les diré si funciona o no; y si decido ponerla a prueba a no), tiene un punto básico de su programa que me hizo mucho sentido.
Más vitamina G.
Pero lo que más me sorprendió fue que propone, como base de su tratamiento, aumentar el consumo de vitamina G.
Dice que la mayoría de las personas que se enferman gravemente, y en particular de las enfermedades crónicas degenerativas, es por falta de vitamina G.
Recomienda tomar una buena dosis de ella en la mañana, si es posible inmediatamente al despertar, y otra dosis cinco a diez minutos antes de irse a dormir.
La vitamina G es “GRATITUD”, y se encuentra en la oración, la meditación, la contemplación de todo lo bueno, empezando por el hecho de estar vivo y amanecer un día más; y también se puede hacer al repasar todo lo ocurrido en el día, lo bueno-bueno, lo bueno disfrazado de malo, y hasta lo malo que tendrá consecuencias buenas en el largo plazo.
En la medida en que nos enfocamos en tener cinco minutos de gratitud, sea mediante oración profunda, sea con un diario de gratitud, hablando profundamente con la gente que amamos… entonces veremos que el ánimo y disposición ayudan a vencer las enfermedades o, al menos, para no requerir paliativos para el dolor y el sufrimiento que pueden causar. Y sí, puede sonar a algo poco científico… pero es cierto. Y nos compartió estudios médicos que permiten probar esa hipótesis.
Excelente propuesta
Me interesa
Aún con lluvia,
sonríe a la vida.
Vitamina G.