Tradicionalmente, las fiestas patrias del 15 y 16 de septiembre, con el Grito y la noche mexicana y el desfile del día 16, este año se han sentido más parias que patrias. Ayer me tocó ver mucha gente en el Banco del Bienestar para retirar sus becas, e inmediatamente irse a formar al obrador a comprar carne de cerdo para el pozole.
¿Qué me llamó la atención? Qué gran parte de la gente con la que pude platicar ayer, decía lo mismo: lo van a hacer más por costumbre, que por ganas. Comerán pozole porque es “lo tradicional”, pero este año no harán ni pambazos, gorditas, quesadillas u otro plato. “Solo pozole, y porque todo ha subido”.
“Mira, que mi suegra hizo el pozole desde el domingo, para no trabajar hoy. Pues nada, que llegaron los sobrinos y todo se lo comieron. Y ya se fueron. Tengo que llevarle más ingredientes para que lo vuelva a hacer hoy. A ver si alcanzo”.
En Sinaloa, Veracruz y Michoacán, los gobernadores suspendieron las verbenas populares. “Es que no hay condiciones de seguridad”, dijeron los muy cínicos. ¡Se supone que esa es su primera tarea!
Para colmo, la pelea del Canelo Álvarez —que suele ser el mero día de las fiestas patrias— fue antes, y acabó en derrota. También perdió el América, el equipo de más afición en el país. Y contra su rival más famoso, las Chivas del Guadalajara. Así que buena parte de la afición futbolera está triste.
En un texto anterior les contaba que los Diablos Rojos del México ya ganaron su bicampeonato, pero los derrotados Charros de Jalisco dieron tan poca pelea, que ganar en cuatro y con marcadores abultados le quitó emoción a la serie. Estuvo mejor el campeonato de Zona contra Piratas de Campeche, que ganaron los primeros dos partidos y dieron cerrada batalla en los demás.
No sé… No es mi intención quejarme, pero sí me da la impresión de que ha sido uno de los días de fiestas patrias más parias que he visto. Incluso, varios de mis familiares que suelen gozar del desfile militar —-que, por cierto, pasa cerca de la casa-— prefirieron no venir este año.
De cualquier forma, acá se comió pozole, se vio el Grito, primera vez dado por una mujer, y anduvimos en el desfile militar un rato, al menos. Hay que aprovechar que aún tenemos patria a la que amar y cosas que agradecer. Aunque solo sea pozole, sin garnachas o pambazos, y con menos personas festejando cerca.
Cena temprana,
noche desangelada
con la familia.